Territorios


Madrugada martes 11 mayo 2020






Mientras la noche recuperaba aquellos territorios de aroma, de voces, de caminantes con litronas en el interior, ella se preparaba para salir, salir acicalándose con atuendos de musgo, decidió ponerse sus pendientes favoritos, se asomó, asomó, esta vez no para quedarse allí, no inquieta durante horas, momificada de sueños, lontananzas y tinta invisible. Salió a la ventana, salió y agarró del cielo sus pendientes favoritos, se asomó, asomó, esta vez no para quedarse allí no inquieta durante horas, momificada de brisas y meteoritos, salió a la ventana y agarró en el cielo sus pendientes favoritos, eran como una blusa escotada, cuando los llevaba nadie miraba su cara, miraban sus lóbulos y ella podía observar con total falta de oscuridad todos los gestos que portaban los habitantes de los garitos; hoy tocaba el señor pétalos de rosa y canela en ramificación, perdón canela en alucinaciones, poético sino fuera por los tics faciales, tal vez también un atisbo de algo cítrico como el cerrar de ojos en peli de sustos hasta el techo antes de depositar con mimo la cabeza en una cabezadita pre-mortem sobre una almohada de cerveza y cacahuetes.
A punto de ver a lenta cámara esa cabeza a ras de sueñecito y manchurrones pensó en aquella chica que sabía a higos en su punto cuando tienes hambre y sed, en esa frutosidad y dulzor carnoso- trepidantes en boca, en texturas grumosas, tibieza granulada como besos o beso que describía aquel escritor en aquel capítulo siete*.
Ella salió con estrellas en orificios lobulares, salió deslumbrando, dejando unas cuantas cegueras a su paso, como si quisiese “premonizar” un ensayo sobre algo.
Tal vez, tal vez sufriera una inundación de Suspicious minds** en la posición cóncava de sus manos en forma de murmullo heavy de cabellos largos con coleta y camiseta negra de los Maiden como sólo podría llevarla un último hombre de verdad. Hermoso y sabio como un animal a punto de extinguirse, belleza obsoleta preparando maneras de desaparecer.
Ella antes de salir no olvidó complementar o cubrir su cuerpo con outfit de cardamomo y miserias en color toronja, zapatilleando de rojo sus pies. Intres antes de sair agarró una frutilla y la reventó entre sus dientes con la contundencia de una piedra de molino, no dejando válvula de escape a su frescor ¡Lo atrapó!!
Ella salió con despreocupación de jilguero y pendientes de estrellas, estrellas pendientes; conjunto de toronjas y ajonjolí; zapatillas con rastro de jícamas y ají molido jalonando de jacarandas y jaulas los ojos mojados que provocaría a lo largo de los territorios que le mostraría la noche, esa noche, aquella noche, cada noche.

Silvi Lameiro


Entrada publicada en la penumbra de un blog hoy,viernes 22 mayo 2020.
Foto: Silvi Lameiro





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