Espías


Me gustó la peli de ayer, no tanto como otras suyas, pero esa actriz me encanta y me gustan las pelis de ese director porque el ritmo narrativo es parecido a mí, o sea, a mi puta bola y no siguiendo el discurso cinematográfico típico, lineal, trepidante y con diálogos manidos, yo quiero ser narrativamente hablando como Cataluña ¡Me parto! 

La actriz, Kim  Min-hee me encanta, su papel, lo bien que soporta el peso en una película tan complicada, su voz, su cara, su manera de hablar y el papel, ese papel en el que cualquier escritora con un mínimo de honestidad se reconocería, el de espía de la realidad, o como bien decía ella: " - No gracias, prefiero cotillear desde aquí", que es una frase maravillosa porque es lo que le mola a una escritora, estar a su aire, pero observando a los demás y ya si queremos participar en la vida pues lo hacemos, pero cuando nos apetezca. La escritura es un conglomerado de puzles humanos, de conversaciones, de momentos y lo que mola es mezclarlo todo y que salga lo que tiene que salir.

“ - ¡El soju en una noche de otoño sienta tan bien!”

Está muy presente el consumo de alcohol en esta película y en otras suyas y desde luego no parece que produzca felicidad a nadie. Es más una manera de acallar y automutilarse. Da la impresión de que beben cuando no tienen nada que decir, que añadir a su dolor, a su evidente frustración, a su desdicha. Lo que me llama la atención en las escenas de este hombre es que pese a los subtítulos siento que me pierdo algo, esos silencios, esa honestidad brutal en las conversaciones, tantas cosas que no se dicen y que pese a ello están ahí como gritos incómodos; la música, la música bien traída es algo que me chifla y este hombre mete lo clásico que da gusto, pero no quería hablar de eso, quería hablar y superficialmente sin adentrarme a lo bestia, apenas un tizne, de la escritora como oyente, como espía, como perpetradora o reinterpretadora de la realidad. Agitar, centrifugar y amalgamar todo, incluso cosas que no parecían amalgamables. Cosas que se me quedan grabadas y que utilizaré en algún momento como lo del café costeño que lo tengo ahí clavado y guardado para cuando llegue su momento.

Otras veces un chispazo de nada te enciende un relato y lo montas con una frase o sólo teniendo el final,  el libro que estoy a punto de sacar tiene un relato, el que le da título - no era el inicial, pero MV además de diseñar la grandiosa portada tuvo la idea y me pareció muy buena -  que escribí sólo con una ocurrencia que tuve sobre un escritor y  tenía que hacerlo sí o sí porque la frase me parecía muy yo, instruida y macarra a la vez y el final menciona a otro escritor y es muy potente, tenía que acabar así. No sé por qué sucede eso, qué es lo que hace brotar la chispa, lo que me molesta un montón es cuando la gente que sabe que escribo me dice:
¡Ah, pues mira, aquí tienes algo sobre lo que escribir! Sí, claro, como si funcionara así,
puede estar pasando algo gordísimo y que a mí me deje completamente indiferente y un pequeño detalle, un gesto de alguien, una imagen de algo, que puede ser muy volátil, apenas un vaho, un vapor, unas briznas de humo o de humor y eso es lo que me enciende la inventiva y lo que me fascina, el proceso creativo y las distintas maneras que tiene de expresarse. 
Lo que a una le pone la creatividad a cien, a otro lo deja en la apatía más feroz, como quen escoita chover y eso es lo que me atrapa y también lo hace la idea de la película de estar con un portátil en una cafetería "espiando" a los demás y recrearlo después con lo que hayas encontrado en los cofrecillos de tu mente.  Pues eso, yo de mayor quiero ser:
 
 
 
 

ESCRITORA.


Silvi Lameiro

Entrada publicada en la penumbra de un blog el 12 de noviembre de 2019.

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